domingo, 23 de febrero de 2014

Poesía en el aula: «Paisaje», de Rafael Morales

Núria Rufes tuvo el acierto de elegir un excelente poema de Rafael Morales.

Rafael Morales

Paisaje


Qué silencio tan grande el de este campo,
qué vastas y dormidas soledades,
qué inmensidad vacía,
qué tremenda tristeza derramada por los aires,
la sierra se derrumba lentamente
sobre la mansa angustia de los valles
que elevan puros, asombrados, ciegos,
el encendido grito de los árboles,
el cielo es plomo gris que se derrumba
sobre el pavor silente del paisaje,
es un inmenso buitre hambriento y sordo,
un infinito dios amenazante.

Rafael Morales

Poesía en el aula: «Sembrar», de José Ángel Buesa

También el pasado jueves, Carlos López recitó a José Ángel Buesa.

José Ángel Buesa

Sembrar


Alza la mano y siembra, con un gesto impaciente,
en el surco, en el viento, en la arena, en el mar...
Sembrar, sembrar, sembrar, infatigablemente:
En mujer, surco o sueño, sembrar, sembrar, sembrar...

Yérguete ante la vida con la fe de tu siembra;
siembra el amor y el odio, y sonríe al pasar...
La arena del desierto y el vientre de la hembra
bajo tu gesto próvido quieren fructificar...

Desdichados de aquellos que la vida maldijo,
que no soñaron nunca ni supieron amar...
Hay que sembrar un árbol, una ansia, un sueño, un hijo.
Porque la vida es eso: ¡Sembrar, sembrar, sembrar!

José Ángel Buesa

Poesía en el aula: «Vida», de Jorge Rojas

Es estupendo que los alumnos hayan escogido los poemas con total libertad, seguramente no hubiera pensado en Jorge Rojas, pero Adrià González nos brindó un gran poema del autor colombiano fallecido en 1995.

Jorge Rojas

Vida

Vivir como una isla,
lleno por todas partes
de ti, que me rodeas
ya presente o distante 
con un temblor de luz
primera, sin pulir,
sin arista de tarde,
ni sombra de jardín. 
Y ángeles en espejos
guardando tu mirada
para hacerse verdades
y noches estrelladas.

Jorge Rojas

Poesía en el aula: «El chamariz en el chopo...», de Juan Ramón Jiménez

Óscar Martínez nos recordó a Juan Ramón Jiménez con «El chamariz en el chopo».

Juan Ramón Jiménez

Abril

Juego (el día y Robert Browning) 
—El chamariz en el chopo.
—¿Y qué más? 
—El chopo en el cielo azul.
—¿Y qué más? 
—El cielo azul en el agua.
—¿Y qué más? 
—El agua en la hojita nueva.
—¿Y qué más? 
—La hojita nueva en la rosa.
—¿Y qué más? 
—La rosa en mi corazón.
—¿Y qué más? 
—¡Mi corazón en el tuyo!
Juan Ramón Jiménez

Poesía en el aula: «Canción del pirata», de José de Espronceda

Gema Beltrán nos condujo a los tiempos del Romanticismo al recitar la «Canción del pirata».

José de Espronceda

Canción del pirata

Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido
en todo el mar conocido
del uno al otro confín. 
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
Y allá a su frente Estambul: 
—Navega, velero mío,
          sin temor
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor. 
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies. 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar. 
Allá muevan feroz guerra
          ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío
a quien nadie impuso leyes. 
Y no hay playa
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor. 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar. 
A la voz de ¡barco viene!,
          es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar
y mi furia es de temer. 
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival. 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar. 
¡Sentenciado estoy a muerte!
          Yo me río:
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena
colgaré de alguna antena
quizá en su propio navío. 
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di
cuando el yugo
del esclavo
como un bravo sacudí. 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar. 
Son mi música mejor
          aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones. 
Y del trueno
al son violento,
y del viento,
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar. 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.

José de Espronceda

Poesía en el aula: «Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan…», de Miguel de Unamuno

Otros poetas estuvieron en nuestra clase el pasado jueves, Blanca García nos ofreció un poema de don Miguel de Unamuno.

Miguel de Unamuno

Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan…

Hay ojos que miran,      hay ojos que sueñan,
hay ojos que llaman,      hay ojos que esperan,
hay ojos que ríen      risa placentera,
hay ojos que lloran      con llanto de pena,
unos hacia adentro      otros hacia fuera. 
Son como las flores      que cría la tierra.
Mas tus ojos verdes,      mi eterna Teresa,
los que están haciendo      tu mano de hierba,
me miran, me sueñan,      me llaman, me esperan,
me ríen rientes      risa placentera,
me lloran llorosos      con llanto de pena,
desde tierra adentro,      desde tierra afuera. 
En tus ojos nazco,      tus ojos me crean,
vivo yo en tus ojos      el sol de mi esfera,
en tus ojos muero,      mi casa y vereda,
tus ojos mi tumba,      tus ojos mi tierra.

Miguel de Unamuno

sábado, 22 de febrero de 2014

Poesía en el aula: «Yo voy soñando caminos…», de Antonio Machado

A continuación, Laura Tena trajo al aula uno de los poemas más conocidos de Machado:

Antonio Machado

Yo voy soñando caminos…

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!… 
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
-la tarde cayendo está- 
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
“ya no siento el corazón”. 
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río. 
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece. 
Mi cantar vuelve a plañir:
“Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada”.

Antonio Machado

Poesía en el aula: «Anoche cuando dormía…», de Antonio Machado

Conmemoramos hoy el setenta y cinco aniversario de la muerte de Antonio Machado. Al margen de esta efemérides, el pasado jueves, se leyeron en clase versos del poeta sevillano, Elena Santos recitó el siguiente poema:

Antonio Machado

Anoche cuando dormía…

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón. 
Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí? 
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón; 
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel. 
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón. 
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar. 
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

Antonio Machado

Antonio Machado, 75 aniversario de su muerte (1939 - 2014)

Los mundos sutiles, de Eduardo Chapero-Jackson, recrea el universo de Antonio Machado con la danza.

Antonio Machado: «Cantares», interpretado por Joan Manuel Serrat

Antonio Machado, «Yo voy soñando caminos...», Crónicas, RTVE.


Antonio Machado en Soria, en Baeza y en Segovia: artículo de Joan Sella Montserrat y tres vídeos más. Disponible en: http://www.rtve.es/television/20140204/yo-voy-sonando-caminos/870760.shtml

Poesía en el aula: «Estos días azules y este sol de la infancia», de Antonio Machado

«Estos días azules y este sol de la infancia» es tal vez el último verso de Antonio Machado, un verso casi a solas, un papel arrugado en un bolsillo. Es curioso que cinco de mis alumnos de segundo curso de ESO hayan escogido poemas de Antonio Machado para recitarlos estos días que estamos dedicando a la poesía, no comenté en clase que hoy se cumpliría el aniversario de la muerte del poeta; algo, o mucho, en su poesía debe seguir latiendo con la fuerza de los días azules y del sol de la adolescencia. 

Antonio Machado


















A continuación se enlazan diversas noticias sobre el aniversario del poeta que fue a morir a un pueblo catalán en Francia por culpa de una miserable guerra civil causada por el general Francisco Franco Bahamonde y otros militares reaccionarios, traidores a la Segunda República Española.




viernes, 21 de febrero de 2014

Poesía en el aula: «Alguien», de Mario Benedetti

Nos ha visitado un poema emocionante de Mario Benedetti en la voz de Marta Lloret.

Mario Benedetti






Alguien

Alguien limpia la celda
de la tortura
que no quede la sangre
ni la amargura 
alguien pone en los muros
el nombre de ella
ya no cabe en la noche
ninguna estrella 
alguien limpia su rabia
con un consejo
y la deja brillante
como un espejo 
alguien piensa hasta cuando
alguien camina
suenan lejos las risas
una bocina 
y un gallo que propone
su canto en hora
mientras sube la angustia
la voladora 
alguien piensa en afuera
que allá no hay plazo
piensa en niños de vida
y en un abrazo 
alguien quiso ser justo
no tuvo suerte
es difícil la lucha
contra la muerte 
alguien limpia la celda
de la tortura
lava la sangre pero
no la amargura.


Mario Benedetti

jueves, 20 de febrero de 2014

Poesía en el aula: «Poema 4», de Pablo Neruda

David Biarge ha recitado con entusiasmo otro poema de Pablo Neruda.

Pablo Neruda

Poema 4


Es la mañana llena de tempestad 
en el corazón del verano.

Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos.

Innumerable corazón del viento
latiendo sobre nuestro silencio enamorado.

Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,
como una lengua llena de guerras y de cantos.

Viento que lleva en rápido robo la hojarasca
y desvía las flechas latientes de los pájaros.

Viento que la derriba en ola sin espuma
y sustancia sin peso, y fuegos inclinados.


Se rompe y se sumerge su volumen de besos
combatido en la puerta del viento del verano.

Pablo Neruda

Poesía en el aula: «Dame la mano», de Gabriela Mistral

Alba Planchart ha prestado su voz a los versos de Gabriela Mistral para darnos la mano.

Gabriela Mistral

Dame la mano

A Tasso de Silveira 
Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...

El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más. 

Te llamas Rosa y yo Esperanza;
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina y nada más...

Gabriela Mistral

Poesía en el aula: «Un soneto me manda hacer Violante...», de Lope de Vega

Hoy hemos asistido a todo un recital de poemas emocionante, cuando pensé en esta actividad no imaginé que los alumnos se involucrasen tanto. Una de mis alumnas, refiriéndose a sus compañeros,  me ha preguntado «¿Por qué no pestañean?», pienso que está muy claro que la poesía puede tener un lugar en el aula y en nuestras vidas.

Después de escuchar a Berta, hemos podido acercarnos al soneto clásico de la mano de Víctor Paniello que ha recitado a Lope de Vega.

Félix Lope de Vega y Carpio

Un soneto me manda hacer Violante...

Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante. 
Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante. 
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando. 
Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.

Félix Lope de Vega y Carpio

Poesía en el aula: «Alba», de Federico García Lorca

Esta tarde, Berta Arqué iniciará nuestro recital de poemas en el aula con «Alba», de Federico García Lorca.

Federico García Lorca

Alba

Mi corazón oprimido
siente junto a la alborada
el dolor de sus amores
y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
semillero de nostalgias
y la tristeza sin ojos
de la médula del alma.
La gran tumba de la noche
su negro velo levanta
para ocultar con el día
la inmensa cumbre estrellada. 
¡Qué haré yo sobre estos campos
cogiendo nidos y ramas,
rodeado de la aurora
y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
muertos a las luces claras
y no ha de sentir mi carne
el calor de tus miradas! 
¿Por qué te perdí por siempre
en aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
como una estrella apagada.

Federico García Lorca

miércoles, 19 de febrero de 2014

Poesía en el aula: «Me dijo una tarde…», de Antonio Machado

Eric Serrano ha recitado unos bellos versos de Antonio Machado.

Antonio Machado

Me dijo una tarde…

Me dijo una tarde
de la primavera:
Si buscas caminos
en flor en la tierra,
mata tus palabras
y oye tu alma vieja.
Que el mismo albo lino
que te vista, sea
tu traje de duelo,
tu traje de fiesta.
Ama tu alegría
y ama tu tristeza,
si buscas caminos
en flor en la tierra.
Respondí a la tarde
de la primavera:
Tú has dicho el secreto
que en mi alma reza:
yo odio la alegría
por odio a la pena.
Mas antes que pise
tu florida senda,
quisiera traerte
muerta mi alma vieja.

Antonio Machado

Poesía en el aula: «Poema en diez versos», de Pablo Neruda

Carles Carrasco ha inaugurado hoy nuestros recitales de poesía en el aula con un poema de Pablo Neruda.

Pablo Neruda

Poema en diez versos


Era mi corazón un ala viva y turbia
y pavorosa ala de anhelo.

Era la primavera sobre los campos verdes.
Azul era la altura y era esmeralda el suelo.

Ella —la que me amaba— se murió en primavera.
Recuerdo aún sus ojos de paloma en desvelo.

Ella —la que me amaba— cerró los ojos. Tarde.
Tarde de campo, azul. Tarde de alas y vuelos.

Ella —la que me amaba— se murió en primavera.
Y se llevó la primavera al cielo. 

Pablo Neruda

Poesía en el aula

El libro de texto que utilizamos este curso nos propone unos poemas y un planteamiento de la poesía que me ha parecido demasiado encorsetado. Podemos teorizar tanto como queramos sobre la poesía, incluso hablar de ella como instrumento didáctico, pero la poesía es sentimiento, es magia… tiene un alcance que trasciende manuales de retórica, estudios sobre figuras literarias, tratados sobre métrica o acentuación.

Por ello  —y teniendo en cuenta el divorcio entre los temarios de Lengua y literatura castellana de la ESO y la Literatura real como arte, no como materia— he pensado que sería una buena idea que mis alumnos pudieran escoger un poema sin limitaciones, para aprenderlo y recitarlo en clase, para compartir las sensaciones que produce la poesía. Con una alternativa para aquellos a quienes todavía les cuesta expresarse en público, para ellos la posibilidad de acercarse a la poesía como poetas, escribiendo versos y dejando que sus poemas los reciten otros.

Parece que cualquier actividad debe ser documentada con un número considerable de objetivos, pero aquí sólo vamos a tener uno: dejar que la poesía nos seduzca, porque «es un arma cargada de futuro».